Sin pensar siquiera el ruido que haces, corres a la escalera que conduce bajo cubierta. Tu única idea es ayudar a Silvia.

Apenas has bajado tres escalones cuando dos musculosos hombres rubios te agarran.

-¡Soltadme! -gritas antes de que uno de ellos te tape la boca. Le muedes la mano para liberarte y gritas con fuerza-: ¡AYUDA!

Pero momentos después te encuentras atado y amordazado. Con el rabillo de ojo ves a Silvia, también atada, en el otro extremo de la habitación. Entonces oyes pisadas sobre la cubierta: es Toni, que baja por la escalera y sólo consigue que también lo capturen los dos hombres. El mundo se te viene abajo.

-¿Hay alguien más en vuestro barco? -pregunta uno de los hombres.

Tienes tanto miedo que apenas puedes negar con la cabeza.

-¡Muy bien, Pablo! -se ríe el hombre-. ¡Ya nos hemos hecho con otro barco!

-Buen trabajo, Gómez -responde Pablo-. Ahora encárgate de llevarte su barco y mañana por la noche nos encontraremos en Keller’s Point.

Gómez asiente y corre escaleras arriba.

Intentando tranquilizarte, te pones a reflexionar sobre la situación. Pablo y Gómez parecen demasiado elegantes para ser piratas, pero, en cualquier caso, no te cabe duda de que son peligrosos. Comprendes de que incluso hay muchas posibilidades de que os asesinen. Te preguntas si habrá alguna manera de ganar tiempo. ¿Qué pasaría si les sugirieras que pidiesen un rescate por vosotros? Después de todo, el dinero podría tentarles, y eso os daría una oportunidad de sobrevivir. Recuerdas haber leído que el porcentaje de éxito en capturar secuestradores es considerable.

Por otro lado, no estás seguro de que esos hombres planeen mataros. Pero lo que si sabes es que vuestros padres no podrían pagar un rescate demasiado alto. Podrías hasta ponerte en mayor peligro al sugerir tal posibilidad. Quizá si os comportáis correctamente, los piratas no os hagan nada.

  Intentas persuadir a Pablo para que pida un rescate por vosotros                    Crees que un buen comportamiento puede ser suficiente para salvaros